miércoles, 22 de junio de 2011

El Año Nuevo Indígena Una celebración que se mantiene viva y crece en el ámbito urbano.


Desde el punto de vista astronómico, es lógico empezar el año en un solsticio o en un equinoccio, ya que son los cuatro puntos de la órbita terrestre en los que culminan las estaciones y se equilibra o diversifica la duración del día y la noche.
 Es en el mes de junio, en el hemisferio sur, cuando los pueblos originarios celebran el nuevo despertar y regreso a la vida de los hijos de la tierra: plantas, animales, ríos, lluvias, vientos, personas etc. Es el reencuentro con la vida en coexistencia con la tierra, naturaleza, los espíritus y el tiempo.
Por cierto, este episodio de la procreación de la vida y el tiempo, acontece en ambos hemisferios, pero en épocas distintas. Es entonces, que los años nuevos están dados por la propia naturaleza y no son los humanos quienes definimos el inicio de los ciclos de vida en los hemisferios.
Es el cosmos quien mantiene bajo dominio y control absoluto el "orden natural de la vida en el planeta tierra", permitiendo los cambios de ciclos en cada extremo, condicionando así la existencia de la oposición entre los extremos.
Esta fecha que marca la renovación de los ciclos naturales en éste hemisferio no es propiedad de una u otra cultura, sino que pertenece a todos aquellos seres que nacimos y cohabitamos en esta parte del planeta, humanos, animales, árboles, ríos, aves, insectos, océanos, entre otros.
En esta parte de la tierra, hoy Argentina , el tiempo de celebración del año Nuevo Natural abarca desde el 21 al 24 de junio, festejándose en el norte la noche del 21 al 22 y en el sur la noche del 23 al 24 de junio. Esta diferencia se debe a la extensión territorial de nuestro país y a la traslación de la tierra alrededor del sol.
 REVINDIQUEMOS Y REVALORICEMOS el Año Nuevo Indígena o Año Nuevo Natural, donde las diversas culturas que habitaron y habitan el “Abya Yala” , hoy América y específicamente Argentina , distinguen a este momento del año como un conjunto de cambios en la naturaleza de gran importancia temporo-espacial, donde el che se nutre de la experiencia milenaria rica en conocimiento de la naturaleza en sus diversos aspectos . De tomarse debidamente en cuenta estas consideraciones, quedaría clara la necesidad de proyectar estos cambios temporales a otras esferas de la vida en sociedad que hacen al bienestar de las personas, aspectos estos que nunca, en ninguna parte, deben estar separados del medio ambiente, historia y cultura del lugar específico donde se desenvuelven.